lunes, 9 de abril de 2012

I. GRACIAS A DIOS POR LO PASADO. 1,2-10.

  2Continuamente damos gracias a Dios por todos vosotros al encomendaros en nuestras oraciones, 3recordando sin cesar ante Dios nuestro Padre la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el tesón de vuestra esperanza en nuestro Señor, Jesús Mesías. 4Sabemos, hermanos amados por Dios, que él os ha elegido, 5porque la buena noticia que anunciamos no se quedó para vosotros en palabras, resultó además una fuerza exuberante del Espíritu Santo; tal fue nuestra actuación entre vosotros, como sabéis, para vuestro bien.
               6Por vuestra parte seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor: a pesar de tantas dificultades, acogisteis el mensaje con la alegría del Espíritu Santo, 7convirtiéndoos en modelo para todos los creyentes de Macedonia y Grecia. 8Porque desde vuestra comunidad ha resonado el mensaje del Señor, y no solamente en Macedonia y Grecia; en todas partes vuestra fe en Dios ha corrido de boca en boca, de modo que nosotros no necesitamos hablar para nada; 9ellos mismos, hablando de nosotros, cuentan qué acogida nos hicisteis, cómo abandonando los ídolos os convertisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero 10y aguardar la vuelta desde el cielo de su Hijo, al que resucitó de la muerte, de Jesús, el que nos libra del castigo que viene.

EXPLICACIÓN.

2-10.        Exordio: Acción de gracias por el buen estado de la comunidad de Tesalónica. La mención de ella en sus oraciones aviva el recuerdo de su comportamiento cristiano: fe/adhesión a Jesús traducida en acción, amor que no se escatima, esperanza que no desfallece, todo centrado en Jesús, Mesías/Salvador (2-3).

                El amor de Dios, que ofrece la salvación a todos, se hace eficaz (os ha elegido) cuando el hombre responde a esa invitación (no se quedó en palabras) y recibe el Espíritu; eficacia del evangelio (4-5).

                La respuesta de los tesalonicenses se ha concretado en seguir la línea de Pablo y la de Jesús. No se han acobardado por la hostilidad de otros al evangelio, sino que le han dado una plena adhesión (6). Su fama ha trascendido y es notoria. Macedonia, la provincia romana del norte, con capital en Tesalónica; Grecia, lit. "Acaya", la provincia romana del sur, con capital en Corinto (7-8). Todos comentan la conversión de ese numeroso grupo (Hch 17,1-4) y su decidida renuncia al paganismo (9). La certeza de la vida futura se formula como expectación de la venida del Hijo de Dios, que ha vencido a la muerte (al que resucitó, etc.); éste es Jesús, el hombre cuya historia conocen y al que se esfuerzan por imitar es una formulación que expresa el aborrecimiento de Dios por el mal y la injusticia y que atribuye a su acción lo que es consecuencia inevitable de la obstinación del hombre en el pecado, la muerte definitiva (Rom 1,18; 5,17; 6,23) (10).              

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